Los beneficios saludables del shiatsu facial

2022-08-19 17:59:19 By : Ms. enqin peng

Diente de león Saúco Oxitocina Ayurveda Bergamota

El shiatsu es un masaje japonés que tiene sus raíces en la medicina tradicional china y entiende a la persona como un todo organizado, sin separar el cuerpo de la mente.

Ayuda a regenerarse y a recuperar la salud física, emocional, mental y espiritual.

Se suele aplicar en todo el cuerpo, pero si se tiene en cuenta la interconexión que existe entre las distintas partes del organismo puede realizarse solo en una de ellas.

Una de las partes que más influyen en el resto del cuerpo es la cara. El refrán "la cara es el espejo del alma" apunta a que las vivencias interiores se reflejan en la cara.

El shiatsu entiende este reflejo en una doble dirección: de la misma manera que se expresan los estados anímicos o físicos en el rostro, se puede influir en ellos con un masaje facial que liberará la expresión.

Cuanto más fácilmente se puedan percibir y expresar esos estados, más fácil resultará vivirlos plena y dichosamente.

Un masaje facial de shiatsu proporciona a la cara flexibilidad y tono para expresarse. Además mejora la percepción, pues actúa sobre los cinco órganos de los sentidos que se encuentran en ella.

Al tener en cuenta las relaciones entre la cara y el resto del cuerpo, permite aliviar y tratar ciertas dolencias, rebajar el estrés, activar los procesos de sanación del propio cuerpo, ganar claridad mental, mejorar el estado de ánimo y optimizar la relación con uno mismo y con el entorno.

El shiatsu suele aplicarlo un terapeuta, aunque en ciertas partes del cuerpo también puede aplicárselo uno mismo.

La cara es una de las más accesibles, lo que facilita el automasaje. No necesita de grandes presiones –todo lo contrario– y un solo masaje, aunque sea de corta duración, puede resultar muy efectivo. Puede ayudar, por ejemplo, a despejarse si uno se siente abrumado.

El shiatsu es una terapia corporal energética basada en la filosofía china de la salud. Shi significa "dedo", y atsu "presión".

Comprende la vida como un movimiento de la energía vital o chi entre dos fases cambiantes, inseparables y cíclicas, que tiene como máximo exponente el día y la noche, lo que los chinos llaman yang y yin.

El yang se asocia al movimiento y a la transformación, y produce energía; mientras que yin se asocia a la materia y a la gestación. Yang y yin ordenan lo que transcurre entre el cielo y la tierra.

Estas fases cambiantes se manifiestan en una red de caminos energéticos que surcan el cuerpo llamados meridianos, en los que se puede influir a través de unos puntos de entrada situados en ellos: los puntos de acupuntura y acupresura.

Su centro está en el abdomen (hara en japonés) y se ramifica por las extremidades y la cara. En ellas comienzan y terminan los meridianos.

Cuando el shiatsu se recibe de un terapeuta, se suele realizar en una sala acondicionada y sobre un futón (colchón japonés) en el suelo.

Al comenzar el terapeuta charla con el paciente para conocer sus dolencias o carencias y aclarar los objetivos del masaje. Conviene que el paciente se vista con ropa cómoda y de fibras naturales, pues el masajista trabaja sobre ella y no sobre la piel.

El paciente se tiende boca arriba sobre el colchón y el terapeuta, sentado a su lado, se prepara antes de empezar con unos instantes de silencio y meditación.

Observando, escuchando y palpando con las manos el abdomen, el terapeuta realiza un diagnóstico para iniciar el masaje.

El resultado determina cómo transcurrirá el tratamiento, que se ejerce mediante estiramientos, rotaciones y presiones, tanto fuertes como suaves y sutiles. También ayuda a decidir la posición más adecuada para el paciente: boca arriba, boca abajo, tendido de lado o sentado.

El toque especial del shiatsu favorece y apoya el flujo de la energía vital. Es un contacto respetuoso que deja el espacio necesario; es concreto, profundo, sereno, claro, relajante, abierto y sincero con el ser humano.

La aplicación de shiatsu en este sentido genera sensación de bienestar, es eficaz y afirma la individualidad, sea trabajando por todo el cuerpo o solamente en una parte como la cara.

La red energética del ser humano está formada por doce meridianos principales y ocho meridianos especiales.

Por cada uno de los primeros circula la energía de un órgano, que es el que le corresponde y le da nombre. En la cara comienzan el meridiano de la Vejiga, el de la Vesícula Biliar y el del Estómago. Y finalizan el meridiano del Intestino Grueso, el del Intestino Delgado y el del Triple Calentador.

De los meridianos especiales, dos se encuentran en la cara: el que proviene de la parte anterior central del cuerpo, sube por la garganta, la mandíbula y desemboca en la punta de la lengua, y el que procede de la espalda, pasa por el centro del cráneo y termina detrás de los dientes incisivos en el paladar.

Si se deja descansando la punta de la lengua en el paladar detrás de los dientes incisivos, se conecta el círculo que recorre al ser humano: el que desde la lengua baja, por la parte posterior del cuerpo, hasta el perineo, y desde ahí sube por la columna vertebral hasta llegar a la cabeza y al paladar.

Con esta simple conexión se permite la creación de un círculo de luz que reproduce la energía que subyace en los fenómenos del universo. Y es un buen comienzo para el automasaje facial, que se realiza con las manos.

Utilizar las manos como instrumento para dar un masaje facial nos vincula con las formas más humanas del trabajo.

Con ellas retomamos las herramientas más sencillas e inmediatas que se conocen. Al ser humildes y cotidianas, olvidamos su justo valor y poder reconfortante.

¿Quién no conoce el placer de dar la mano a alguien y sentir su textura, calor y firmeza? ¿O el contacto de una mano en la espalda, acompañándonos en un momento doloroso?

La falta de contacto manual tiene consecuencias físicas y mentales graves. El contacto de una mano es la forma curativa más espontánea, instintiva e inmediata.

Aprender a utilizar las manos como herramienta para el automasaje facial es un proceso que requiere paciencia, perseverancia y apertura de miras. Aquí te contamos cómo realizar un automasaje en casa.

Y saber que todo influye: la visión que tenemos de la vida, cómo somos, cómo vivimos, el concepto que tenemos de los otros, los aprendizajes, las experiencias... impregnan la calidad del toque manual.

Veamos, a continuación, los puntos más importantes y su efecto, no solo en la cara sino en el estado de salud general.

En el centro de la frente, continuando en línea recta hasta cinco milímetros después del comienzo de los cabellos, se encuentra el punto 24 del Vaso Gobernador, llamado el Vestíbulo del Espíritu, que actúa sobre los dolores de cabeza, insomnio, náuseas y sistema digestivo.

Al final de las cejas está el punto 23 del meridiano del Triple Calentador. Por su vulnerabilidad, debe tratarse con delicadeza. Forma parte del meridiano relacionado con el sistema inmunitario, y mejora la protección general en situaciones físicas como infecciones y alergias, y cambios ambientales, emocionales o que afectan a las relaciones sociales, familiares o profesionales. Alivia el dolor de cabeza súbito y las cefaleas laterales, la sensación de estremecimiento o frío, el dolor de muelas y los tics nerviosos de la cara, relajando el sistema nervioso.

En el nacimiento interno de los ojos, al lado de los lagrimales, hacia la nariz, se encuentra el punto donde comienza el meridiano de la Vejiga. Se llama Luz Blanca. Aligera el picor y el cansancio de ojos, mejora la vista, relaja la tensión cervical y la de toda la columna vertebral.

En el ángulo que forma la órbita lateral del ojo, justo al otro lado, nace el meridiano de la Vesícula Biliar. Presionando suavemente se alivian problemas oculares y migrañas.

Frente a la entrada de la oreja, en el exterior, junto a la articulación de la mandíbula, se disponen tres puntos en vertical:

La presión sobre ellos aligera el dolor de muelas, el tinitus, la sordera, la otitis media, las rampas en la mandíbula y el dolor del nervio trigémino, además de relajar el sistema nervioso en general.

Junto al ángulo de las fosas nasales, presionando ligeramente hacia el pómulo, se encuentra el punto 20 del Intestino Grueso, llamado la Bienvenida de la Fragancia, muy apreciado por ayudar en los resfriados y la parálisis facial.

Mover la mandíbula con las manos tiene tiene un efecto relajante tanto sobre la mandíbula como el resto del cuerpo, además de restablecer su movilidad.

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